Historia del resurgimiento de los bomberos de Madryn: de la devastación a un ejemplo de transformación en Argentina.
Por Mariana Filocamo*
El próximo 21 de enero de 2024 se cumplirán 30 años de la peor tragedia bomberil Argentina. Puerto Madryn volverá a estar en la escena nacional por un nuevo homenaje a sus 25 bomberos y bomberas caídas en cumplimiento del deber en el verano más traumático en la historia de la ciudad, hoy reconocida mundialmente no sólo por sus atractivos turísticos sino por acarrear sobre sus hombros el dolor más profundo por la muerte de jóvenes y niños en un incendio de campo.
La historia oficial cuenta sobre la tragedia que 25 bomberos y cadetes formaban parte de la dotación que concurrió a un incendio de campo a 12 Km. de Puerto Madryn a cargo del Suboficial Principal José Luis Manchula, también fallecido en la tragedia. Después de tres horas de trabajo se perdió la comunicación con el grupo. El incendio estaba descontrolado por los cambios constantes de dirección del viento, con ráfagas que rondaban los 90 Km. por hora. Esto produjo la desorientación y encierro de los bomberos.
Nada se supo de ellos hasta las 7:00 horas del día 22 de enero. Autoridades de diferentes estamentos sobrevolaron la zona y divisaron los cuerpos de cada uno de los bomberos que se encontraban dispersos en una amplia franja devastada por el incendio del día anterior.
Muchas conjeturas y conclusiones se hicieron a raíz de este incendio.
Sin embargo, después de tantos años recorridos con el dolor a cuestas, Gastón Alcucero actual presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn reflexiona: “en aquel momento, el sistema era así y le hubiese podido pasar a cualquiera. Después de 20 años en el sistema mi análisis es que la tragedia del 21 de enero se podría haber evitado. Si pudiese volver el tiempo atrás, trataría de corregir todos esos errores concatenados que provocaron la tragedia, una tragedia evitable. A partir de ahí, el objetivo es no volver a incurrir en esos errores y para eso hay que trabajar fuertemente sobre ellos y abordarlos, porque fueron muchos”.
«En aquel momento, el sistema era así y le hubiese podido pasar a cualquiera. Después de 20 años en el sistema mi análisis es que la tragedia del 21 de enero se podría haber evitado».
Sargento (RE) Gastón Alcucero, presidente de la Asociación Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn
La realidad era similar en todos los cuerpos activos: poca experiencia, sólo la que brinda el mano a mano con el fuego y las situaciones difíciles.
“Este incendio nos pasó a todos porque ninguno estaba exento de que le pasara alguna desgracia similar. En mayor o menor medida todos cometíamos infracciones, errores, porque no estaban bien ajustadas las leyes, no se cumplían los parámetros de responsabilidades, se hacían cosas prohibidas y tampoco lo sabíamos. Éramos todos idóneos, no profesionales”, remarca Antonio Ruscelli quien era el Jefe del Cuerpo Activo de Bomberos de Rawson y como integrantes de la Regional N°1, junto a Puerto Pirámides, Puerto Madryn, Trelew, Gaiman y Dolavon, acudieron a trabajar aquel 21 de enero de 1994 y sus momentos posteriores.
El camino a la Resiliencia
La institución tuvo que encontrar la manera, durante los meses subsiguientes al incendio del 21 de enero, de levantarse y continuar.
Un nuevo móvil llegó y fue presentado en un emotivo acto un mes después del accidente. Se le dio el número 25, que hasta el día de hoy se reserva para alguno de los móviles del parque automotor.
Bomberos de carrera retornaron al Cuerpo Activo y decenas de jóvenes, algunos familiares, otros amigos, o simplemente voluntarios, se inscribieron como forma de honrar y continuar el legado de los mártires.
Después de aquella tragedia, quienes integraban los cuerpos activos de la Regional N° 1 hicieron un juramento: no iba a haber ningún ascenso más dentro de los cuerpos sin capacitación previa y examen de competencia. Esto mismo se replicaría también en el resto de la Provincia del Chubut
Por aquel entonces, Nelson Battistesa quedó como Jefe interino del Cuartel de Bomberos de Madryn y expresaba meses después de la tragedia que pondrían todo de sí para superar el trance y levantar el ánimo del personal del cuerpo.
En declaraciones a medios de aquella época, Battistesa confesaba que “afortunadamente se está recuperando, no totalmente, pero en la parte operativa están trabajando bien con la cobertura de todos los servicios. El cuartel se volvió a completar pero los que ya no están entre nosotros son irreemplazables. Estamos tratando que el personal esté adiestrado completamente ya que se dictaron cursos de capacitación para tenerlos en perfecto estado operativo”.
El deseo de aquel nuevo jefe del cuerpo activo era, nada más ni nada menos que “colocar un jefe pero con todos los conocimientos que debe tener”.
Hacia la excelencia
Los años pasaron. El Cuerpo Activo de Puerto Madryn volvió a ponerse de pie hasta que con el inicio del nuevo milenio comenzó su etapa de refundación.
La capacitación ya era un hecho aunque debía continuar apuntalándose. Los objetivos eran otros a los que los había visto nacer como institución hace más de seis décadas atrás. “Nosotros nos propusimos dos ejes políticos como institución. Capacitar al bombero para mitigar el riesgo siempre presente y adquirir el mejor equipamiento posible para brindarle al bombero la seguridad, eficiencia y calidad para que esa persona que va a cubrir una emergencia vuelva sano y salvo”, destaca Gastón Alcucero actual Presidente de la Asociación.
Es que a partir de la tragedia, quienes abrazan el voluntariado se dieron cuenta del cambio de paradigma. “A partir de aquel momento se abordó a la profesión del bombero de otra manera y el Estado tomó conciencia de que debía controlar. Había leyes vigentes, el servicio de bomberos voluntarios es un sistema de servicio público de gestión indirecta. Es el Estado el que transfiere a las asociaciones esta gran responsabilidad y necesariamente la responsabilidad última es del Estado por eso tiene que involucrarse a partir de políticas públicas y controlar para que esto no vuelva a pasar. ¿Nos puede volver a pasar? Sí, pero no por errores evitables”, agrega.
De la tragedia al ejemplo
Poco a poco, finalizadas las crisis que tuvo el Cuerpo Activo los primeros diez años después de la tragedia, el trabajo desde Puerto Madryn y Chubut se hacía evidente en el resto del país. La presencia de autoridades de la ciudad en los organismos nacionales de Bomberos Voluntarios como el Consejo Federal hizo que todo lo que se llevaba a cabo en Puerto Madryn tuviera relevancia y se observara, era mostrar que como el Ave Fénix todo volvía a resurgir.
“Puerto Madryn no era conocido por su trabajo en el sistema bomberil más allá de la tragedia en sí. Nos conocían por esa trágica particular pero yo no quería que sea sólo por eso. Mi misión al principio además de pensar en el bien común fue que conocieran a este cuartel por otras cosas, por la transformación que estábamos haciendo”, destacó Gastón Alcucero.
Hoy Puerto Madryn y Chubut son referentes dentro del sistema nacional bomberil, por la tecnología y elementos adquiridos, por la calidad profesional de sus integrantes y su excepcional presente como institución.
“Queríamos que otros cuerpos activos y asociaciones pudieran incorporar las políticas institucionales que nosotros habíamos llevado adelante y que nos habían llevado a buenos resultados y beneficios. Sabemos que hay otra realidad en muchas provincias argentinas pero lo que nosotros planteamos como política institucional podía imitarse. Siempre tratamos de mostrar los buenos resultados y que los errores que se cometieron pudieron modificarse y corregirse”, explicó el dirigente de Puerto Madryn.
Más allá que una de las frases más trilladas puede ser “estar a la altura de las circunstancias”, para el Cuerpo Activo de Bomberos de Puerto Madryn fue la excusa para trabajar en distintos aspectos con sus integrantes.
Puerto Madryn es la ciudad patagónica que registró el mayor crecimiento problacional y esto repercute en distintos aspectos. “Tenemos que estar sí o sí a la altura de las circunstancias y esto lo trabajamos además de las capacitaciones constantes en distintos aspectos, buscando que todos nuestros bomberos y bomberas tengan una formación terciaria afín, por eso la mayoría son técnicos o licenciados en seguridad e higiene, por ejemplo”, se destacó.
La caricia a las familias
Los años subsiguientes a la tragedia no fueron fáciles para nadie, especialmente para las familias de los 25 bomberos y bomberas fallecidas. El reclamo de justicia fue permanente. La justicia miró para otro lado. Algunos han iniciado su propio camino en el reclamo, otros se aglomeraron para luchar juntos. Nadie fue juzgado, nadie fue condenado, nadie fue responsable de lo que pasó. Con el correr del tiempo las familias volvieron al cuartel.
“Sabemos que el dolor sigue intacto, sabemos que la justicia no existió, no estuvo a la altura de las circunstancias, las familias a 30 años de aquella tragedia reclaman justicia y pienso exactamente igual que ellos porque hubo responsables, siempre los hubo. Nosotros como asociación asumimos nuestra responsabilidad, pero también había sujetos que hoy caminan como si nada hubiese ocurrido y el reclamo sigue siendo justificado”, se remarcó.
El mensaje al bombero mártir
Recorrer cada uno de los espacios de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Madryn y el Cuerpo Activo implica encontrarse con la voluntad de ayudar al prójimo. Se respira recuerdo pero también ingresan bocanadas de aire fresco.
Muchos quisieran tener una máquina del tiempo que pudiese retrotraernos a un momento determinado. Otros desearían un encuentro fugaz con aquel que se convirtió en héroe.
“Lo primero que le diría a alguno de esos héroes que dejaron su vida en cumplimiento del deber es que sus partidas no fueron en vano. La resiliencia que ha tenido el cuartel ha nacido a partir de ese hecho tan trágico. Los recordamos con sumo respeto por su memoria para que si ellos hoy estuviesen acá pudiesen subirse a estas unidades que nada tienen que ver con los que ellos tenían. Hicieron un sacrificio enorme para que las cosas funcionaran y aún más sacrificio dando su propia vida. Me encantaría tenerlos acá y que pudiesen caminar por este cuartel, ver cómo creció. Ellos son nuestra nave insignia, hacia allá vamos y ellos son nuestros guías. Están presentes siempre, su luz nos guía y son el espíritu de este cuartel. Quisiera que no hubiese sucedido jamás pero no se puede volver el tiempo atrás. Sí les pediría que se sientan orgullosos donde estén por el cuartel de bomberos de Puerto Madryn que tanto quisieron y que tanto abrazaron”, finalizó Gastón Alcucero.