EL 21 DE ENERO

La fecha del 21 de enero de 1994, es un día caro a los sentimientos de nuestra Institución, de nuestra comunidad  y del sistema de Bomberos Voluntarios en nuestro país.

Aquella tarde soleada, calurosa y con un fuerte viento patagónico que azotaba nuestra ciudad nos arrancó a 25 héroes Bomberos Voluntarios de este mundo, para llevarlos a prestar servicio a la vida eterna.

El  Sub Oficial Mayor MANCHULA, José Luis; el Cabo 1º MERIÑO Cristian y el Cabo GIUDICE IVANOFF, Alicia;  los Cabos ZÁRATE, Juan Carlos; YAMBRÚN, Cristian; ROCHÓN, Enrique; GONZÁLEZ, Alexis; MANGINI, Leandro; ARAYA, Daniel, PASSERINI, Juan Manuel; CABRERA, Ramiro; GODOY, Raúl; CUELLO, Marcelo; BORREDA, Andrea; ROMERO, Paola; LÓPEZ, Alejandra; los Bomberos LUNA, Gabriel; MOYA, Jesús; los Cadetes Dragoneantes  DANCOR, Néstor; MOCCIO, Juan; HEGUI, Carlos; ARCAJO, Mauricio; ZÁRATE, Cristian; MIRANDA, Marcelo y JONES, Lorena, formaban parte de la dotación que concurrió a las 14 hs. a un incendio de campo a 12 Km. al oeste de nuestra ciudad, mas exactamente en el casco de la estancia  Gallastegui donde se dividieron en cuatro grupos para combatir el siniestro.

Esta dotación a cargo del Suboficial Principal José Luis Manchula intentó controlar el incendio hasta que a las 17:40 hs., momento en que se lograba la última comunicación con los grupos de trabajo, donde se solicitaba mediante comunicación radial apoyo logístico ya que el incendio estaba descontrolado por los cambios constantes de dirección del viento, con ráfagas que rondaban los 90 Km. por hora; lo que produjo la desorientación y encierro de los servidores públicos.

Nada se supo de ellos hasta las 07 hs. del día 22 de enero, momentos en que las distintas  autoridades de las diferentes entidades sobrevolaban la zona, comenzaron a divisar los cuerpos de cada uno de los bomberos que se encontraban dispersos en una amplia franja desbastada por el incendio del día anterior.

Este terrible e inexplicable acontecimiento llenó de congoja a nuestra ciudad madrynense  vistiéndola de luto; y para quienes formamos parte de aquellos momentos, han marcado nuestras vidas con el recuerdo de un dolor profundo, y vaya la paradoja quedando marcado a fuego una inconmensurable tristeza imposible de comparar, ya que esas horas nos acompañarán por siempre en nuestras memorias y en nuestros corazones. El escenario multitudinario del sepelio en las instalaciones del gimnasio municipal, el cortejo fúnebre interminable del acompañamiento y la despedida en sus últimas moradas de aquel 23 de enero, estando presente todos los vecinos de la comunidad reconociendo el enorme sacrificio de 25 VALIENTES BOMBEROS.

Muchas conjeturas y conclusiones fueron las obtenidas a causa de este episodio, y en lo que a nuestra Institución le merece, o mejor dicho al sistema de bomberos voluntarios en el país, podemos decir que la fecha del 21 de enero de 1994 marcó un antes y un después en lo referente a técnicas y tácticas en la extinción de incendios rurales. Para optimizar el servicio es imprescindible la  necesidad de contar con el apoyo constante, activo,  y participativo del Estado en toda su dimensión como así también con el aporte de recursos materiales y financieros al sistema de Bomberos Voluntarios.  Por último podemos asegurar que es una necesidad imperiosa y primordial focalizar  la preparación del Bombero, a partir de capacitaciones integrales y sistemáticas con el objetivo de conseguir un BOMBERO VOLUNTARIO PROFESIONAL, meta que perseguimos a diario con compromiso y trabajo constante en la memoria, al honor de nuestros amigos, hermanos y compañeros caídos en cumplimiento del deber.